La aTaLaYa CRíTiCa

"No camines detrás de mí, puedo no guiarte. No andes delante de mí, puedo no seguirte. Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo".

Albert Camus (1913-1960)



martes, 19 de abril de 2011

Una Ilusión

Después de unos pocos artículos (para quienes los hayan leído), habréis deducido ciertamente que la visión pesimista que poseo de la sociedad es algo notorio y que con cada post argumento la veracidad de un mundo destinado al colapso ético y moral. Y con esta perspectiva por delante me tengo que levantar todos los días y hacer todo lo que sé hacer, cada día mejor, con más ánimo y ganas y con una sonrisa en la cara. Y vosotros os preguntaréis por qué.
Porque desde tiempos inmemoriales el Ser Humano, como gran ente, se ha movido a realizar objetivos cada vez más audaces, cada vez más difíciles y siempre más provechosos para sus necesidades. Esa preponderancia a avanzar es lo que nos ha hecho lo que hoy somos, los seres vivos dominantes de lo poco que conocemos, y hasta hace muy poco (históricamente hablando) no había absolutamente nada que no pudiéramos lograr, o eso creíamos.

Eso se traduce en una Ilusión compartida de avance, de una consecución de objetivos cada vez más impresionante, pocas veces estaríamos más orgullosos de ser quienes somos recordando lo que se puede hacer con entusiasmo, dedicación, fuerza de voluntad e inteligencia. Entonces, ¿Por qué ya no es así? ¿Por qué la gente vive sin marcarse objetivos y con la simple esperanza de esperar la muerte sin que nada cambie?

Llevo muchos años observando a gente sin ninguna ambición personal y ni mucho menos profesional, sin unos objetivos, sin ninguna ilusión. Y eso es porque desconocen la fuerza del ingenio y del esfuerzo. Se aferran a una vida carente de Ilusión, aquella que te hace mejorar en todos los ámbitos de la vida. Y un objetivo no puede ser cualquiera, tiene que ser medible, alcanzable y del cual se transcienda una mejora positiva de la persona. Y en esa lista hay millones de objetivos por los que ilusionarse, ¿te animas?

No hay día que no me levante con ganas de mejorar, con un objetivo a corto, medio y largo plazo, y eso me hace ilusionarme, y la sensación de satisfacción que inunda mi alma cuando se ha conseguido es tan fuerte que ni siquiera mirando al resto de seres inertes podrían deprimirme. No me sentaré a esperar un destino inexistente para ver que me lleve la muerte con su guadaña, intentaré ser mejor cada día, en lo que sea. Unos prefieren instruirse, otros prefieren correr más rápido y otros ser mejores personas... todo eso vale.

Al fin y al cabo de eso se trata, de avanzar de mejorarnos en base a la experiencia y a lo que aprendemos, y yo os digo que me apena aquella gente estancada que no se ilusiona y vive por inercia... Seguro que conocéis a más de uno... Yo a más de una docena...